César
Vanegas
y Daniel
Luque
de dignas
y toreras actuaciones
Por: Víctor Ramírez “Vitico”
La cuarta
corrida de la feria del Sol en Mérida tuvo como gran protagonista a Jesús
Enrique Colombo, que reventó la feria con una actuación redonda que le valió
para salir a hombros. Sus compañeros César Vanegas y Daniel Luque se mostraron
profesionales y entregados ante un encierro de juego interesante de la
ganadería Los Ramírez.
La
actuación de César Vanegas, seria y profesional, confirma el buen oficio del
que hace gala el ya veterano torero de Seboruco que cumplió 16 años de
alternativa este mes, años que se le notan en la forma de resolver los
problemas que le plantean los toros. Al primero de la tarde, lo lanceó bien a
la verónica, banderilleando con más voluntad que acierto. Vanegas estuvo serio
y correcto ante un astado noble y soso, al que ligó buenos muletazos, con el
mérito añadido de domeñar un viento incluso huracanado, que le molestó
demasiado. Un pinchazo hondo arriba fue suficiente para escuchar palmas. Lo del
cuarto de la tarde fue interesante. Un colorado fuerte y complicado puso a
prueba la raza de César, que tras mostrarse animoso con capote y banderillas
(saliendo achuchado) se mostró entregado y valiente con la muleta. Oficio y
técnica exhibió el tachirense, siempre firme, bien colocado, con el engaño muy
por delante y a la altura correcta para citar y tocar. Varios muletazos fueron
buenos de verdad, luchando con los tornillazos del toro, que áspero y bronco no
bajó la guardia. Media exacta dio paso a la concesión de una merecida oreja.
Pundonor,
raza y torería exhibió Daniel Luque, muy profesional en una tarde en la que
demostró a partes iguales valor y técnica, porque solo así se entiende que haya
sacado partido de su lote, par de toros de juego dispar, uno noblón y soso,
otro áspero y violento. Al primero, le toreó con gusto y temple, en varias
series de muletazos buenos, con el torero gustándose y relajado. Luchando
contra el viento, Luque se sobrepuso a las adversidades, cuajó lentos y suaves
pases, con esa clase que atesora el de Gerena. Pinchazo y entera caída para
saludar en el tercio una sincera ovación. Lo del quinto fue de otro tenor, pues
con un astado bronco, áspero y violento, Luque lanzó la moneda, se puso en el
sitio y a base de sobar y llevar con técnica, consiguió encelar al enemigo
(nunca mejor dicho) para robarle ligadas series de pases llenos de valor y
raza. Luque literalmente se montó encima del toro, le dejó el engaño en la
cara, tocó con firmeza y nunca permitió que el astado le desbordara. El español
dictó catedra de como cuajar, torear y triunfar con un burel que quería
quitarle la cabeza. Fue una pelea gallarda que ganó sobrado Luque, que cortó
una oreja de ley tras una estocada que tardó en hacer efecto.
Arrollador
se mostró Jesús Enrique Colombo en una tarde redonda en la que el joven torero
triunfó con rotundidad. Al chico y vareado tercero lo recibió a la verónica de
rodillas, luciéndose en un quite por saltilleras. Se metió al público en el
bolsillo en un ceñido y espectacular tercio de banderillas, destacando un par
de dentro afuera y otro al violín. Colombo cuajó una faena alegre, variada en
la que, en algunas series muy cortas, intercaló buenos muletazos, algunos más
largos que otros, destacando en los estupendos pases de pecho de remate. La
labor de Colombo se vino arriba en unas asfixiantes bernadinas, para cobrar una
superior estocada entrando derecho como una vela, de la que salió el toro rodado
sin puntilla. Ese espadazo, impresionante fue sin duda el salvoconducto para la
segunda oreja.
Verónicas
vibrantes de Colombo al sexto al que banderilleó con emoción y entrega.
Embalado, el joven diestro de Táriba elaboró un trasteo variado, alegre y ceñido.
Varias series de muletazos fueron emotivas, con el torero muy entregado,
acompañado por un público que siguió con pasión la labor. Entre lo bueno, la
ligazón y emotividad del trasteo, entre lo que se puede mejorar, la cortedad de
las series y de algunos muletazos, que cortos y profesionales, carecen de
profundidad. Pero todo esto queda en un segundo plano ante la entrega y verdad
de un Colombo que proyecta alegría y frescura, lo cual el público capta de
inmediato. Indultado el toro, el diestro paseó dos orejas simbólicas y salió a
hombros en olor de multitud.
FICHA DE LA CORRIDA
Plaza de
toros de Mérida.
Lunes 12
de febrero.
Más de
tres cuartos de entrada en tarde fría.
Toros de Los Ramírez, desiguales de
presentación y juego. Destacó el bravo y encastado sexto, “Don Diego”, número
297, castaño claro, que fue indultado. Nobles y sosos primero y segundo.
Encastado el tercero, complicado el cuarto, áspero, bronco y violento el
quinto.
Pesos: 436, 430, 440, 460, 433 y 445
kilos.
César Vanegas, de negro y oro: Palmas y oreja.
Daniel Luque, de berenjena y oro: Saludos tras
leve petición y oreja.
Jesús Enrique Colombo, de grana y oro: Dos orejas y dos
orejas simbólicas. Salió a hombros.
Destacó
la dirección de lidia de César Vanegas. En las cuadrillas un gran puyazo de
Gregorio Prieto al primero, buen quite de peligro de Eliecer Paredes a Mauro
David Pereira.
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