viernes, 18 de marzo de 2016

EN MARACAY PREPARAN EL PATÍBULO PARA AHORCAR LA FIESTA

EN MARACAY UN JUEZ AGRARIO ADELANTA UN CRIMEN CONTRA LA FIESTA DE LOS TOROS A NIVEL NACIONAL


EL VITO

Maracay; especial.-Mientras un Juez Agrario enredaba en su madeja de irregularidades constitucionales y de agresiones contra la fiesta de los toros, en la arena de Maracay ocurría un alzamiento cívico muy importante: los toreros desacataron la ignominia y ocurrió una rebelión de autoridad muy importante que pudiera marcar el destino del toreo en Venezuela.
Se cumplía el mandato del todo poderoso movimiento antitaurino universal, ese de tentáculos que abrazan el universo de la fiesta.
Mientras eso ocurría, en Maracay su celebró el mano a mano entre César Altuve y Antonio Suárez con cuatro desiguales novillos de Laguna Blanca.
El festejo se inició con una hora de retraso, demora provocada por los que ocurría tras bastidores y que no era otra cosa que el matar la fiesta de los toros. Asesinar, intención indudable, en un sentido de identidad nacional uno de los símbolos de la ciudad.
Bien estuvo Altuve en el primero de la tarde. Un novillo bien presentado, mejor presentado que los que destinan para las figuras del toreo en plazas monumentales como  las de San Cristóbal y Mérida. Bien a seca y sin embargo y a pesar de una estocada de deficiente colocación fue premiado con una oreja.
Una oreja cortó también el tachirense Antonio Suárez. Un torero descubierto por la afición del Calicanto con su señero toreo de capa y por el empaque con el que realiza las suertes fundamentales de muleta.
Ha sido una noche importante para la fiesta, pues mientras cosas de política antitaurina le asestaban la puñalada trapera a los toros en Venezuela, en Maracay dos novilleros lograron expresar aires de esperanzas con sus buenas maneras taurinas

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